Antes que nada, no te sientas tan especial.
No la extraño a ella realmente, es el sentimiento lo que echo de menos: mi capacidad de amar de la forma más inofensiva que pueda existir. Desear estar a su lado y sentir su aroma en cada uno de sus ondulados y oscuros cabellos, gozar de cada caricia en sus horribles dedos. Inhalar su piel como si de un adicto a la cocaína se tratara porque eso era ella, mi droga. Sin duda su sonrisa me hacía alucinar una vida eterna a su lado, pero no fue más que un mal trip porque ella no me amó con toda la intensidad que yo sí lo hice. Extraño totalmente el cómo me hizo sentir en el cielo, reposado sobre una nube tan suave como los colchones de bambú. Extraño su voz, el mirar sus piernas, sus tatuajes en ellas. El filo de sus dientes al morder mis labios; extraño sus reflexiones acerca de la vida y el cómo estábamos totalmente destinados a estar juntos pero no hay que ser egoístas.
El tener tanto en común tan sólo fue una señal de que éramos polos positivos y explotaría en cualquier momento. Está bomba se contenía cada vez más y yo me aferraba a ella porque mi adicción era tan fuerte. Que la caída fue así, dolorosa, ruda y sin precedentes. Ahora cada sitio me recuerda a ella y es mi culpa por haber deseado tanto algo que no estaba dispuesta a darme más allá de mi imaginación y mis deseos vanos. Porque mis padres me dieron una educación la cual me marca ser recíproco con las personas. Hace unos instantes mire el sitio donde estuvimos sentados esa última noche de octubre. Empapados con la lluvia, ella con un vestido negro y sus piernas revestidas con unas medias que la hacían ver sensual. Estás culminaban con unos tacones que le hacían ver más alta pero esta vez estaba sentada a mi lado y yo solo escuchaba la melodiosa voz y me perdía en sus pequeños labios.
Tengo tanto que decir al respecto pero poca imaginación mientras tanto. Lo único que se decir ahora es que extraño esa sensación de estar enamorado de ella. Que doloroso es que solo era eso, era yo y nada mas porque ella solo miró sexo y compañía.
Tal vez algún día la podré olvidar… Cuando se encuentre 3 metros bajo tierra, solo así mi agonía podrá calmarse.
Efecto Cuasar 